sábado, febrero 04, 2006

El SUEÑO DEL CARDENAL


En el sitio laicos ignacianos pude leer " Mi sueño de Chile" escrito por el Cardenal Raúl Silva Henríquez ..va el texto :

Mi sueño de Chile. Me preguntan por el país que sueño o que deseo.Y debo decir que mi deseo es que en Chile el hombre y la mujer sean respetados.El ser humano es lo más hermoso que Dios ha hecho.El ser humano es ¨imagen y semejanza¨ de la belleza y de la bondad de Dios.Quiero que en mi patria desde que un ser humano es concebido en el vientre de una mujer, hasta que llega a la ancianidad, sea respetado y valorado.De cualquier condición social, de cualquier pensamiento político, de cualquier credo religioso, todos merecen nuestro respeto.Quiero que en mi país todos vivan con dignidad.La lucha contra la miseria es una tarea de la cual nadie puede sentirse excluído.Quiero que en Chile no haya más miseria para los pobres.Que cada niño tenga una escuela donde estudiar.Que los enfermos puedan acceder fácilmente a la salud.Que cada jefe de hogar tenga un trabajo estable y que le permita alimentar a su familia.Y que cada familia pueda habitar en una casa digna donde pueda reunirse a comer, a jugar, y a amarse entrañablemente.Quiero un país donde reine la solidaridad.Muchas veces antes las distintas catástrofes que el país ha debido enfrentar,se ha demostrado la generosidad y la nobleza de nuestro pueblo.No es necesario que los terremotos solamente vengan a unir a los chilenos.Creo que quienes poseen más riquezas deben apoyar y ayudara quienes menos poseen.Creo que los más fuertes no pueden desentenderse de los más débiles.Y que los sabios deben responsabilizarse de los que permanecen en la ignorancia.La solidaridad es un imperativo urgente para nosotros.Chile debe desterrar los egoísmos y ambiciones para convertirse en unapatria solidaria.Quiero un país donde se pueda vivir el amor.¡ Esto es fundamental ¡Nada sacamos con mejorar los índices económicos o con levantar grandes industrias y edificios, si no crecemos en nuestra capacidad de amar.Los jóvenes no nos perdonarían esa falta.Pido y ruego que se escuche a los jóvenes y se les responda como ellos se merecen.La juventud es nuestra fuerza más hermosa.Ellos tienen el derecho a ser amados. Y tienen la responsabilidadde aprender a amar de un modo limpio y abierto.Pido y ruego que la sociedad entera ponga su atención en los jóvenes,pero de un modo especial eso se lo pido y ruego a las familias.¡ No abandonen a los jóvenes! Escúchenlos, miren sus virtudes antes que sus defectos, muéstrenles con sus testimonios un estilo de vivir entusiasmante!Y por último, quiero para mi patria lo más sagrado que yo puedo decir: que vuelva su mirada hacia el Señor.Un país fraterno sólo es posible cuando se reconoce la paternidadbondadosa de nuestro Dios.He dedicado mi vida a esa tarea: que los hombres y mujeres de mi tierra conozcan al Dios vivo y verdadero, que se dejen amar por El y que lo amencon todo el corazón.Quiero que mi patria escuche la Buena Noticia del Evangelio de Jesucristo,que tanto consuelo y esperanza trae para todos.Este es mi sueño para Chile y creo que con la ayuda de María,ese sueño es posible convertirlo en realidad.
Raúl Cardenal Silva Henríquez
ALGO DE SU BIOGRAFIA
Don Raúl nació en Talca el 27 de septiembre de 1907. Fue el número 16 de 19 hermanos, cinco de los cuales murieron de niños. Para el padre, que se dedicaba a la agricultura, no siempre fue fácil mantener a tan vasta familia; hubo períodos muy duros. Para la madre, Mercedes Henríquez, tampoco fue simple organizar la vida del hogar . Al comienzo de su edad escolar, Raúl y sus hermanos debían trasladarse todos los días a Talca, pero la complicación que en ese tiempo suponía este viaje, pronto llevó a los padres a preferir el internado en la misma Talca. Más tarde, a los 13 años, decidieron mandarlo a Santiago al Liceo Alemán de los padres del Verbo Divino.Así, a los 16 años, se matriculó en Derecho en la Universidad Católica, En la universidad continuó el desarrollo de su fe y de la práctica cristiana.El y sus compañeros comulgaban diariamente y solían asistir a los retiros que entonces dirigía don Carlos Casanueva, personaje que fue determinante para su vocación. Tanto, que en tercer año de Derecho decidió definitivamente consagrarse a la vida religiosa. Su primera elección fue la Compañía de Jesús, luego se acercó al Patrocinio de San José para conocer más a los Salesianos. Retomó sus estudios y se tituló de abogado en 1929.El 28 de enero de 1930 entró al noviciado en el Seminario Mayor. Luego estudió teología en el Instituto teológico Salesiano de Turín, en Italia. Así comienza su sacerdocio.Estudió Filosofía y Teología en su congregación, en Turín, Italia. Fue ordenado sacerdote en Turín, el 4 de julio de 1938.Fue director espiritual del Seminario Mayor Salesiano, profesor y director del Colegio Patrocinio San José, rector del Seminario Mayor Salesiano, del Colegio La Gratitud Nacional; Vice-Presidente fundador de Cáritas-Chile y Vice-Presidente y Presidente de la Caritas Internationalis.Juan XXIII lo eligió Obispo de Valparaíso el 24 de octubre de 1959. Su lema episcopal fue: Caritas Christi urget nos (La Caridad de Cristo nos Urge).Dos años después, el 25 de abril de 1961, lo promovió al Arzobispado de Santiago. Y un año más tarde, el 19 de marzo de 1962, lo creó Cardenal, con el título de San Bernardo en las Termas.Como Arzobispo de Santiago organizó la Arquidiócesis en Decanatos, Zonas Pastorales y Vicarías Especializadas. Fundó numerosas instituciones de formación religiosa, de promoción social, de defensa de la justicia y de los derechos humanos, como el Comité Pro Paz y la posterior Vicaría de la Solidaridad.Participó en las cuatro Sesiones del Concilio Vaticano II, en el Sínodo de Obispos de 1967, y en la III Conferencia del Episcopado Latinoamericano en Puebla, 1979.Juan Pablo II le aceptó su renuncia al Arzobispado por razón de edad, el 29 de septiembre de 1982, dejando el cargo en 1983.Perteneció a las congregaciones romanas del culto Divino, para el Clero y para la Educación Católica. Fue presidente de la Conferencia Episcopal de Chile en varios períodos.Su labor en defensa de los derechos humanos le valió el reconocimiento del Congreso Judío Latinoamericano, que le confirió el Premio Derechos Humanos 1971. La Organización de Naciones Unidas le confirió el Premio Derechos Humanos, el 10 de diciembre de 1978, y posteriormente, por la misma razón, recibió el Premio Fundación Bruno Kreysky en Viena, el 19 de octubre de 1979.Participó en los Cónclaves que eligieron a los Papas Paulo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II.Tuvo numerosas condecoraciones de gobiernos extranjeros y títulos universitarios honoris causa.El Cardenal Silva falleció el 9 de abril de 1999.

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